El camino tú y yo.

El viento acaricia tu rostro, mientras que tu corazón se sincroniza con el estallido que produce el motor. Tu vista se agudiza segundo a segundo. Un fuerte escalofrío avisa que una nueva sustancia comienzo a recorrer tus venas,  por un momento llegas a creer que tu sangre ha sido sustituida por el aceite de la máquina, uniéndote por completo a ella. Una catarsis en la que coordinan  el camino, el vehículo y tú. Una sensación se apodera de ti y por un por mentó  experimentas una nueva descripción a lo que llamamos libertad. Te calmas y respiras, impresionado de lo que ha sucedido, dejándote un hueco en tus entrañas con una insaciable hambre de volverlo a experimentar.

Una sensación que compartimos con varios de nuestros amigos del Club de Motocicletas Antiguas de México A.C.  que se reúnen el primer sábado de mes en las ninfas dentro de Chapultepec

 
por Mitch Rodríguez.

Comentarios