WOBI on Innovation 2014

El auditorio estaba repleto de sillas pero eran contadas las cabezas y ojos que atentos, observaban la pantalla. Tras formarnos para un registro rápido, nos dirigimos a buscar un lugar adecuado para observar el evento.

Los minutos comenzaron a transcurrir y frente a nosotros, solo se proyectaba una serie de comerciales. Uno tras otro eran repetidos sin cesar hasta que aquellos cuerpos que permanecían rectos, fueron doblegándose hasta casi recostarse sobre las sillas.
Una hora había transcurrido, el reloj marcaba las 10:01, cuando una mujer, diferente a todas las antes vistas consecutivamente, apareció en la pantalla. Una franja negra surgió enseguida en la parte inferior. Con letras blancas y velocidad rápida, las oraciones en español se visualizaron.

Al parecer el tema había sido ya abordado o mi cerebro aún seguía medio adormilado por la hora de total apatía, porque sus palabras me parecían extrañas. El tema cobro sentido después. La ponente: Trish Gorman, una mujer de piel blanca y pelo rubio, se movía confiada y sonriente por el escenario. Con una interesante estrategia de negocios, la doctora explico la definición, tipos y funciones de esta persona capacitada dentro de una organización, para hacer cambios o renovaciones importantes llamada diruptor.

Apenas comenzaba a entender con cierta precisión de lo que se nos hablaba, cuando la imagen fue retirada y solo permaneció el audio. Las cabezas giraban en busca de alguna explicación. Nuevamente estábamos sentados a la espera de que algo más sucediera. Unos minutos más y la imagen volvió; para entonces la ponente estaba ya despidiéndose dejando el tema en el olvido.

Una mujer más apareció. Esta hubo llamado mi atención fácilmente. A diferencia de la anterior, lucia mucho menos despreocupada e informal. Con un sombrero, de lo que a mí me pareció tipo vaquero, comenzó a dirigirse al público. “La humanidad completa está al borde del precipicio”, menciono con seriedad lúgubre. Su temática me pareció enseguida mucho más digerible. Sus minutos me parecieron más agradables al escucharla hablar sobre temas de tanta relevancia: aumento de ácido en océanos, inundaciones, hambruna, pérdida de selvas tan importantes como el Amazonas y aún más, aumento en el PIB y declive en la felicidad.

Con un rostro natural, la autora de hasta ahora, 14 libros, L. Hunter, menciono: “La clave del mundo es encontrar historias optimistas, no una revolución”. Sin pensarlo sonreí.


Pocos fueron los momentos que pude quedarme a partir de entonces. La hora de inicio de la clase siguiente había llegado. Nos pusimos de pie y en silencio abandonamos el auditorio. 






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